De Halloween y Maestros
Andrés Ortiz Pantaleón
"Amor perdido; si como dicen
es cierto que vives dichoso sin mí.
Vive dichoso, quizá otros besos
te den la fortuna que yo no te dí."
Así cantaba la flaca,
al llegar a tierra suriana,
elegante y contenta admiraba,
las bellezas que hay en Iguala.
De pronto que ve un letrero,
donde a halloween a todos invitaba.
Sería noche de monstruos y brujas,
y habría sustos en una primaria.
¡Ay caramba! se dijo la huesuda,
maldito alcohol, estoy extraviada.
Se supone que venía a Guerrero
y aquí hay fiesta que no es mexicana.
No te extrañes le dijo un maestro,
hoy estás en calles de Iguala,
donde vivió la poetisa Catalina
y se paseó Modesta Ayala.
Malinchistas les dijo la flaca,
al gremio de los profesores.
No conocen ni sus raíces;
y promueven otras tradiciones.
Son ustedes los que leen a Rowling,
y a Sabines ni Paz no conocen,
de Rulfo, Arreola y Fuentes...
ni de chiste se saben su nombre.
Ignoramos lo que hablas huesitos,
pues nada de eso nos ayuda;
lo que nos de 3 meses de aguinaldo;
eso es bueno y lo demás basura.
Hoy se acaba maestros su teatro,
respondió el personaje endiablado,
muy calientes estarán en mi reino,
que queda frío el pueblo de Páramo.
Allá hay muchos ayotzinapos;
les prevengo, no estén perplejos,
no hay plazas que compren y vendan
es perpetua su clase de infierno.
Y así se llevó la huesuda
muy contenta a todos los profes,
que organizaban Halloween en Octubre,
mal educando a tantos menores.
Calaverita a los tamarindos -tránsitos-
Andrés Ortiz Pantaleón
Millonaria como es la flaca,
decidió visitar Iguala,
escogiendo su más nuevo Cadillac
olvidó cambiarle la placa.
Apenas pisaba la entrada,
de este pueblo bonito y dorado;
cuando la vieron dos tamarindos
y sobre ella se fueron endiablados.
La huesuda intentó defenderse,
y les dijo "ando turisteando"
voy de paso amigos agentes
y volveré otra vez a fin de año.
Uste´ dice como nos arreglamos,
interrumpieron en breve los tránsitos;
la de Puebla se pone hoy mismo,
se queda tranquila y nos vamos.
Solo traigo 50 pesitos,
te lo digo de veras compadre,
los quería para un pozolito,
y después al museo visitarlo.
Eso es poco querido esqueleto,
respondió molesto el tránsito,
somos dos y serán cien pesitos,
pa´ pagar lo que ya nos tomamos.
Abusivos y canijos tamarindos,
me los llevo también hoy de paso;
la rabia se extingue en mi mundo,
y ayudarán ustedes a infectarlo.
Ora si te amuelas huesitos,
esta vez no nos equivocamos;
nos protege el presi Toñito
y con Robert también nos mochamos.
Aquí viajarán muy contentos
en mi carruaje que está disfrazado;
me llevo de una vez a todo el cuerpo,
de oficiales corruptos y enviciados.
Hoy a falta de agentes mordelones,
cada esquina está despejada;
los semáforos funcionan a lo lindo,
y no roban a gentes foráneas.
Los combieros le dan a sus hijos
pa´l recreo otros quince baros,
lo que daban antes a tamarindos,
como cuota por no molestarlos
*Los tamarindos son buenos en agua fresca, preparados con chile y como laxantes -nada más-
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