SEPTIMO ANIVERSARIO
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viernes, 17 de abril de 2009
martes, 14 de abril de 2009
LAS FIESTAS RELIGIOSAS.
Los diversos modos de vida, costumbres y manifestaciones en que se expresa la vida tradicional de un pueblo, se acentúa en las celebraciones litúrgicas, en las cuales resalta la festividad pagano religiosa practicada por nuestra gente, sobre todo indígenas y campesinos, mezclándose con los actos de piedad cristiana.
La religiosidad popular, tiene sus principales manifestaciones en las fiestas patronales y celebraciones como Cuaresma, Semana Santa y la conmemoración de los Fieles Difuntos; expresiones que indican por una parte, una fe arraigada y profunda, pero por otra, se da al margen de la liturgia.
Refiere Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad "En pocos lugares del mundo se puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de México. Nuestro calendario está poblado de fiestas, pero no bastan las que ofrecen a todo el país y la iglesia.
La vida de cada ciudad y de cada pueblo, está regida por un santo, al que se festeja con devoción y regularidad.
Son incalculables las fiestas que celebramos y los recursos y tiempo que gastamos en festejar. Nuestra pobreza puede medirse por el número y suntuosidad de las fiestas populares. Los países ricos tienen pocas; no hay tiempo ni humor y no son necesarias, las personas tienen otras cosas que hacer y cuando se divierten lo hacen en grupos más pequeños.
En la fiesta, la sociedad comulga consigo misma. La estructura social se deshace y se crean nuevas formas de relaciones, gracias a ello el mexicano se abre, participa...
Es significativo que un país como el nuestro, tenga tantas y tan alegres fiestas. Su frecuencia, el brillo que alcanzan, el entusiasmo con el que todos participamos, parece revelar que sin ellas estallaríamos. Ellas nos liberan, así sea momentáneamente, de todos esos impulsos sin salida y de todas esas materias inflamables que guardamos en nuestro interior".
¿Y la renovación espiritual propia de un tiempo litúrgico? ¡Ah! pareciera como si eso fuera exclusivo de los religiosos y de solo unos pocos laicos.
Pues lo que atrae a los visitantes y turistas, no es propiamente la conversión espiritual del pueblo que festeja, sino toda celebración que se da al exterior de los templos y en los que interviene la mayoría de los habitantes: en el jaripeo, las danzas, los juegos mecánicos, los cohetes, música, bailes y hasta los políticos apoyan a las comunidades para organizar las fiestas patronales, "en las que no hay chivo o marrano gordo que llegue vivo al día de la fiesta" como escribió Arreola...
* Autor: Andrés Ortiz Pantaleón
miércoles, 8 de abril de 2009
HISTORÍA DE MI CIUDAD; EN LA COLONIA EMILIANO ZAPATA (O RENOVACIÓN) DE IGUALA GRO.
Durante la época en que viví solo por 5 años, allá en la colonia Zapata; llegué en cierta madrugada a casa acompañado de los cuates del barrio. Regresábamos de la disco y llevábamos ánimos de continuar la fiesta. Nos bajamos del taxi y le insistimos al conductor que nos acompañara con una cerveza. Era una práctica que empleábamos ocasionalmente cuando llegábamos contentos. Inesperadamente, esa noche sería la primera vez en que un taxista aceptaba nuestra invitación. A las primeras cervezas nuestro invitado fue desahogándose y comenzó a hablarnos de su familia. Comentaba que sus hijos eran unos rebeldes que no lo respetaban. En cambio, él se mataba chambeando todo el día arriba del taxi.
En breve su dolor se reforzó con un ligero llanto que conmovía el corazón de los ahí presentes. De pronto nos quedamos sin cervezas y "el chester" uno de mis vecinos, le pidió las llaves al taxista para ir a comprar mas "virongas" a una tienda de la colonia.
Después de la acostumbrada "coopera" faltaban todavía veinte pesos para completar para "un cuadro".-Yo pongo el resto -dijo "el chester"Algo en particular pasó inadvertido para los que nos quedamos a excepción del taxista. El vecino que se llevó el taxi, nunca invitaba nada porque siempre andaba sin dinero. Sin embargo, en 40 minutos que se fueron volando debido a la plática de borrachos, "el chester" regresó con un cartón de cervezas bien frías. ¿Cómo le hizo para completar pa´l cartón? ¡fácil! Se fue a los chocolines (*) y se aventó una dejada.
Pero eso no fue todo; los envases prestados los pidió a mi nombre, y los vendió al día siguiente en otra tienda para poder curársela. Después de más de diez años, Doña Chepina, la señora de la tienda donde "el chester" pidió prestados los envases, continua insistentemente solicitándome sus envases. Y mi cuate "el chester" vive actualmente en Estados Unidos. Seguramente andará haciendo de las suyas con los gringos."Que caray con el chester y el taxista llorón" ...
(*) Los chocolines, es un predio conocido también como la zona de la tolerancia o "la curva" lugar donde hay muchos bares y variedad nocturna de chicas. Ubicado en una curva sobre la salida a Teloloapan, a poco más de un kilometro de la colonia zapata en Iguala Gro. Ahí puede bailar con la chica que guste (son aproximádamente 80 según los periódicos) por una pequeña moneda de no sé de a cuánto, porque últimamente no voy para allá...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón
En breve su dolor se reforzó con un ligero llanto que conmovía el corazón de los ahí presentes. De pronto nos quedamos sin cervezas y "el chester" uno de mis vecinos, le pidió las llaves al taxista para ir a comprar mas "virongas" a una tienda de la colonia.
Después de la acostumbrada "coopera" faltaban todavía veinte pesos para completar para "un cuadro".-Yo pongo el resto -dijo "el chester"Algo en particular pasó inadvertido para los que nos quedamos a excepción del taxista. El vecino que se llevó el taxi, nunca invitaba nada porque siempre andaba sin dinero. Sin embargo, en 40 minutos que se fueron volando debido a la plática de borrachos, "el chester" regresó con un cartón de cervezas bien frías. ¿Cómo le hizo para completar pa´l cartón? ¡fácil! Se fue a los chocolines (*) y se aventó una dejada.
Pero eso no fue todo; los envases prestados los pidió a mi nombre, y los vendió al día siguiente en otra tienda para poder curársela. Después de más de diez años, Doña Chepina, la señora de la tienda donde "el chester" pidió prestados los envases, continua insistentemente solicitándome sus envases. Y mi cuate "el chester" vive actualmente en Estados Unidos. Seguramente andará haciendo de las suyas con los gringos."Que caray con el chester y el taxista llorón" ...
(*) Los chocolines, es un predio conocido también como la zona de la tolerancia o "la curva" lugar donde hay muchos bares y variedad nocturna de chicas. Ubicado en una curva sobre la salida a Teloloapan, a poco más de un kilometro de la colonia zapata en Iguala Gro. Ahí puede bailar con la chica que guste (son aproximádamente 80 según los periódicos) por una pequeña moneda de no sé de a cuánto, porque últimamente no voy para allá...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón
lunes, 6 de abril de 2009
¡SI ES 03 RENUEVA RENUEVA! JAJAJA. LOS DEL IFE, LOS DEL IFE...
Los del IFE están en la línea de la chimoltrufia; así como dicen una cosa, dicen otra. Ahora salen con que dice mi mamá que siempre no, y que sí pueden votar aquellos cuya credencial tenga 03. ¿Y lo del gasto de la publicidad anterior?
¡Claro! como el dinero no es de ellos. Los únicos ganones fueron los de los medios de comunicación y el cuate que compuso la canción, así como los que la cantaron. Y se distribuyeron miles de volantes y papelería y...
Tanto dinero gastado a lo tonto y que se pudo haber empleado en asistencia social. En programas de alimentación para mis paisanos de la montaña en Guerrero.
¡Ah! pero estamos en México Lindo y querido, en donde no pasa nada... y si pasa; pues que pase..
Dicen los que saben, que se trata de un ardid para obligar a los de bola negra (03) a “marchar” (léase renovar su credencial), para que previamente detectados en el padrón electoral y su filiación partidista (recuerden los cochupos de los hermanos Zavala, cuñados del hoy presidente de la República), acusados de tener los padrones de afiliación de los demás partidos, llevar a cabo la mutilación o la rasurada del listado nominal a conveniencia. ¿De quién? La respuesta es obvia: del PAN. Esto no quiere decir que no obtengan su credencial nueva. La van a obtener; el temor es que al querer sufragar con la flamante credencial con foto y número nuevo no aparecerán en las listas y se quedarán con las ganas de votar a favor de su instituto político. Por supuesto, a los panistas no les sucederá. Que quede claro: sólo son especulaciones perversas y nada más.
Pinche sistema, y pinche cancioncita...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón -Yoli-
-el contreras me dicen en la casa, para los amigos "Yoli"
¡Claro! como el dinero no es de ellos. Los únicos ganones fueron los de los medios de comunicación y el cuate que compuso la canción, así como los que la cantaron. Y se distribuyeron miles de volantes y papelería y...
Tanto dinero gastado a lo tonto y que se pudo haber empleado en asistencia social. En programas de alimentación para mis paisanos de la montaña en Guerrero.
¡Ah! pero estamos en México Lindo y querido, en donde no pasa nada... y si pasa; pues que pase..
Dicen los que saben, que se trata de un ardid para obligar a los de bola negra (03) a “marchar” (léase renovar su credencial), para que previamente detectados en el padrón electoral y su filiación partidista (recuerden los cochupos de los hermanos Zavala, cuñados del hoy presidente de la República), acusados de tener los padrones de afiliación de los demás partidos, llevar a cabo la mutilación o la rasurada del listado nominal a conveniencia. ¿De quién? La respuesta es obvia: del PAN. Esto no quiere decir que no obtengan su credencial nueva. La van a obtener; el temor es que al querer sufragar con la flamante credencial con foto y número nuevo no aparecerán en las listas y se quedarán con las ganas de votar a favor de su instituto político. Por supuesto, a los panistas no les sucederá. Que quede claro: sólo son especulaciones perversas y nada más.
Pinche sistema, y pinche cancioncita...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón -Yoli-
-el contreras me dicen en la casa, para los amigos "Yoli"
viernes, 3 de abril de 2009
CRÓNICA DE ALBAÑILES
Los oficios en la construcción llevan también sus gajes muy particulares por la manera en que los trabajadores desarrollan su labor; desde electricistas, plomeros, albañiles, pintores, carpinteros, herreros y todo aquel que se preste a esta digna actividad.
La relación entre patrón y maístros merece grandes espacios para ser detallada. Todo comienza cuando el cliente contacta al albañil para que le haga el presupuesto; una vez que el maístro albañil entrega la lista de material y la cuenta de su trabajo, viene la pregunta obligada de parte de los clientes: ¿Y es lo menos maístro? bájese tantito -le dice el de la casa- primero Dios le vamos a continuar con más chamba, aquí va a tener trabajo pa´rato. El albañil quien ya conoce estas artimañas, ya se había subido tantito, de modo que se ajusta para cerrar números y que todos queden de acuerdo. Una vez que se avanza en el trabajo, el material no alcanza y es entonces cuando el maístro tiene que pedir más al patrón. ¡Oiga maístro! le dije que hiciera bien el presupuesto -refuta el cliente- usted me dijo que con lo que me pidió iba a alcanzar. Pues si -responde el albañil- pero no habíamos considerado los detallitos ni tampoco los tomamos en cuenta en la mano de obra. Y para no hacerla cansada, el patrón asiente en pedir más material para despistar momentaneámente al albañil y que no le esté moliendo con que quiere más lana por la chamba.
Llegado el momento de echar el colado, entre maístro y patrón ya no hubo arreglo en lo de la paga; así que la losa se la avienta otro albañil que les recomienda un compadre metiche. El nuevo albañil pide el material y ya en el día del colado, a media losa ya se les fue casi todo el cemento. ¿Con cuántos más la hacemos? -le dice el patrón al maístro-. Pues con otros 20 bultitos -contesta el albañil recomendado por el compadre del patrón, quien ya hizo acto de presencia para entrarle a la cochinita.
Una hora después, los coladores ya no están chambeando con ganas, porque el dueño de la casa no se pone bello con las caguamas, debido a que su esposa es catequista y guadalapuna como ninguna, y ella no aprueba que a los muchachos se les hunda en el vicio. Pero los coladores están asoleados y como Gabino Barrera, no entienden razones ni mucho menos las teológicas; de manera que le insisten al albañil para que invite algo o presione al patrón, pues la mayoría de ellos ya están bien trabados, porque llegaron al colado todavía alacranados de la parranda. Así que a falta de las cheves, se le pegan a un garrafón de agua, que no cura pero como refresca; y que fue lo único que les invitó doña Carlota la catequista, la que les poncha a los niños hasta de a cien pelotas.
Y nomás para que le hagan el paro con la chamba, el maístro les da para un cartoncito de caguamas, que se va de volada entre el gremio. A todos les toca, menos al electricista que se aventó el tendido de la manguera, y a quien el maístro no vio con buenos ojos, pues esa chamba se la quería pasar a uno de sus valedores, pero el patrón le dijo que no, que él tenía un ahijado que era bien chicho para ese jale.
Un borrachito de la colonia, se acerca a la revoltura y agarra su bote para que se lo llenen, con el afán de que le toquen unas frías y de a gorra, pero el patrón que está en todo menos en invitar algo a los coladortes, interviene y despide al voluntario.
Se le va a caer la losa jefe, no invita nada -dice uno de los coladores-. Si se cae mando traer al maístro -argumenta el de la casa- Les voy a dar una botellita, pero al último, si les doy ahorita, los que se van a caer son ustedes.
Va a querer más cemento -interrumpe el albañil-. ¡No le haga! -le dice el patrón-. El compadre que todo lo ve y lo siente, solo se limita a menear sus bigotes de brocha, pues ya le está calando por los dos lados; el maístro que no le calculó bien al material, y el patrón que no invitó las virongas a su albañil.
¡Maístro! -refiere el chalán del albañil- présteme su metro, voy a la tienda por un chesco y para que la chava me vea con el metro en la cintura y piense que yo soy maístro. ¡Es más! siento que ya me quiere.
Y entre lamentos de los coladores y los apuros del patrón por más material que tuvo que comprar, al fin se termina el colado y es hora de disfrutar de la cochinita con tortillas bien frías y del pomo que se lo queda el maístro para recuperar lo que gastó en el cartón. Total, cuando el patrón se de cuenta que le dejaron al revés la pendiente de la losa, el maístro ya va lejos con su gente. Así es la raza a veces...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón
La relación entre patrón y maístros merece grandes espacios para ser detallada. Todo comienza cuando el cliente contacta al albañil para que le haga el presupuesto; una vez que el maístro albañil entrega la lista de material y la cuenta de su trabajo, viene la pregunta obligada de parte de los clientes: ¿Y es lo menos maístro? bájese tantito -le dice el de la casa- primero Dios le vamos a continuar con más chamba, aquí va a tener trabajo pa´rato. El albañil quien ya conoce estas artimañas, ya se había subido tantito, de modo que se ajusta para cerrar números y que todos queden de acuerdo. Una vez que se avanza en el trabajo, el material no alcanza y es entonces cuando el maístro tiene que pedir más al patrón. ¡Oiga maístro! le dije que hiciera bien el presupuesto -refuta el cliente- usted me dijo que con lo que me pidió iba a alcanzar. Pues si -responde el albañil- pero no habíamos considerado los detallitos ni tampoco los tomamos en cuenta en la mano de obra. Y para no hacerla cansada, el patrón asiente en pedir más material para despistar momentaneámente al albañil y que no le esté moliendo con que quiere más lana por la chamba.
Llegado el momento de echar el colado, entre maístro y patrón ya no hubo arreglo en lo de la paga; así que la losa se la avienta otro albañil que les recomienda un compadre metiche. El nuevo albañil pide el material y ya en el día del colado, a media losa ya se les fue casi todo el cemento. ¿Con cuántos más la hacemos? -le dice el patrón al maístro-. Pues con otros 20 bultitos -contesta el albañil recomendado por el compadre del patrón, quien ya hizo acto de presencia para entrarle a la cochinita.
Una hora después, los coladores ya no están chambeando con ganas, porque el dueño de la casa no se pone bello con las caguamas, debido a que su esposa es catequista y guadalapuna como ninguna, y ella no aprueba que a los muchachos se les hunda en el vicio. Pero los coladores están asoleados y como Gabino Barrera, no entienden razones ni mucho menos las teológicas; de manera que le insisten al albañil para que invite algo o presione al patrón, pues la mayoría de ellos ya están bien trabados, porque llegaron al colado todavía alacranados de la parranda. Así que a falta de las cheves, se le pegan a un garrafón de agua, que no cura pero como refresca; y que fue lo único que les invitó doña Carlota la catequista, la que les poncha a los niños hasta de a cien pelotas.
Y nomás para que le hagan el paro con la chamba, el maístro les da para un cartoncito de caguamas, que se va de volada entre el gremio. A todos les toca, menos al electricista que se aventó el tendido de la manguera, y a quien el maístro no vio con buenos ojos, pues esa chamba se la quería pasar a uno de sus valedores, pero el patrón le dijo que no, que él tenía un ahijado que era bien chicho para ese jale.
Un borrachito de la colonia, se acerca a la revoltura y agarra su bote para que se lo llenen, con el afán de que le toquen unas frías y de a gorra, pero el patrón que está en todo menos en invitar algo a los coladortes, interviene y despide al voluntario.
Se le va a caer la losa jefe, no invita nada -dice uno de los coladores-. Si se cae mando traer al maístro -argumenta el de la casa- Les voy a dar una botellita, pero al último, si les doy ahorita, los que se van a caer son ustedes.
Va a querer más cemento -interrumpe el albañil-. ¡No le haga! -le dice el patrón-. El compadre que todo lo ve y lo siente, solo se limita a menear sus bigotes de brocha, pues ya le está calando por los dos lados; el maístro que no le calculó bien al material, y el patrón que no invitó las virongas a su albañil.
¡Maístro! -refiere el chalán del albañil- présteme su metro, voy a la tienda por un chesco y para que la chava me vea con el metro en la cintura y piense que yo soy maístro. ¡Es más! siento que ya me quiere.
Y entre lamentos de los coladores y los apuros del patrón por más material que tuvo que comprar, al fin se termina el colado y es hora de disfrutar de la cochinita con tortillas bien frías y del pomo que se lo queda el maístro para recuperar lo que gastó en el cartón. Total, cuando el patrón se de cuenta que le dejaron al revés la pendiente de la losa, el maístro ya va lejos con su gente. Así es la raza a veces...
*Autor: Andrés Ortiz Pantaleón
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