viernes, 20 de agosto de 2010

QUE YA SE ACABE EL MUNDO.

Ojalá que pronto se acabe el mundo, para que se mueran todos los ricos, y a la par de ellos, también los políticos; que se mueran los malos conductores de la T.V. local, como los de la calle Magdaleno Ocampo, entre Comonfort y Bernal.

Que se acabe el mundo, para que ya no existan telenovelas y chismes de artistas en malas revistas; que se mueran los productores de reality shows, las actrices operadas y la familia de Fox, incluyendo a Marthita que parece brujita por la nariz y su voz.

Que ya truene el mundo, para que fallezcan los sacerdotes pederastas, se acaben los pobres, los marginados, indiferentes y termine el hambre de miles de niños; todos seremos iguales al estar ya bien muertos. No habrá preocupaciones ni sueños frustrados, tampoco gente chismosa, metiche y asustada ni gobierno corrupto.

Ojalá que pronto se acabe el mundo, para que se mueran los que no sufrieron carencias; los analíticos, que al leer este texto, piensen que estoy loco y que necesito un psicólogo. Que se petateé Calderón y todo su gabinete, así como los perros que me fastidiaron de niño.

Que se acabe el mundo para que ya no haya injusticia, envidia, amargura ni vicios; que se muera el que le pago la renta, el que me cobra el teléfono y también los de Hacienda. Que exploten los malos combieros y taxistas violentos.

Que ya truene el mundo, para que no haya petróleo, oro ni guerras, tampoco miserias ni gas lacrimógeno. Que explote Elba Esther Gordillo, Fidel el de Cuba, Hugo Chavez, Salinas y también los malos maestros.

Que se mueran las prostitutas feas, sidosas y careras; las cantineras gordas, celulíticas y los falsos profetas. Que al fin se acabe el mundo, para que no haya catequistas hipócritas ni testigos de Jehová, así como mormones; que estiren la pata los de la bolita, los que juegan chueco y también sus cómplices, también los usureros, taqueros cochinos y mujeriegos en celo.

Ojalá que pronto se acabe el mundo, para que chupe faros Tovar, Anayuvi, Ríos Piter, Añorve, Zeferino, el loco de Obrador, el cachetón de Toño Jaimes, Vicario, Rubén Figueroa y todos los caciques. Que se lleve la tiznada a los que manejan mal la cultura, que cuelgue los tenis la maestra Rosalinda Flores Quinto, hermana del licenciado Raúl, pues me golpeó de morrito. Que se mueran esos joyeros y sus hijos fresas que no leen lo que escribo.

Que se acabe el mundo, para que ya no existan baches en Iguala ni ganado en las calles, así como canes pulgosos. Que se mueran los alcaldes estúpidos, calientes e infieles y también asesinos; se destruirán los sueldos bajos y la necesidad que obliga a los tránsitos a morder como perros sin ser destituidos.

Que explote mil veces el mundo, para que se combata el desempleo, las enfermedades, la inseguridad y todos los rateros. Que se mueran los que plagian personas, poemas y canciones; también los envidiosos, presumidos, burlones y embusteros.

Que ya truene el mundo, para que se mueran los callados y sumisos, los que no protestan ni exigen respeto. Al fin que yo también moriré entre ellos, seré el primero o el último, entre unos u otros; pero me extinguiré como vine, con los consentidos de Cristo, quien nació entre pobres, como lo que siempre yo he sido.

Autor: Andrés Ortiz Pantaleón.

Nota: No se enojen amigos, esto no es ni un deseo, porque no se me ha aparecido ningún genio de la lámpara. De todos modos, al fin mundo ahí te quedas y todos vamos a morir algún día.

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