Una vez que se dieron los inesperados resultados de la contienda electoral del 5 de octubre -inesperada para los políticos, más no para los ciudadanos- Tovar y Albarrán dieron las gracias al pueblo por darle su voto, porque confiaron en ellos -ajá- y gracias a ello, llegaron al ayuntamiento de Iguala. Todavía hoy en el mes de diciembre, se aprecian en los vidrios de automóviles, sobre todo de taxis, las calcomanías en que resalta la leyenda "Gracias Iguala".
Señor Raúl Tovar; Quisieramos poder pronunciar una expresión similar al término de su mandato. Ojalá y sea merecedor de ello y trabaje comprometido con las necesidades del pueblo que le dió su voto, el pueblo al que hoy no se cansa usted de decirle "Gracias Iguala".
Esperemos que el retrato del político típico, quede rebasado en su administración; necesitamos que haya un presidente que gobierne con entereza, con firmeza, con autoridad, con desición, con justicia, con sabiduría. Un gobernante que no sea corrupto, que no busque satisfacer solo intereses personales, que no esté pensando en ser diputado sin ser un buen presidente municipal. Que no esté haciendo planes para dejar su administración meses antes, con la finalidad de contender por otro cargo de mayor jerarquía, incumpliéndole al pueblo, el mismo pueblo que colaboró para que hoy usted, esté a punto de asumir la presidencia de Iguala; el mismo pueblo al que usted hoy le dice "Gracias Iguala".
Señor Tovar; haga un buen trabajo en el ayuntamiento que habrá de dirigir, para que el día en que usted entregue su administración, el puebla le diga "Gracias Dr. Tovar".
Sea pues digno y hágase merecedor de ello; porque sino, el pueblo os lo demandará.
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