martes, 30 de marzo de 2010

LA CHINA FORINA

Decía Don Felix Núñez Vergara que la "china Forina" fue una mujer demasiado bella, cuyo atractivo era dolor de cabeza para los más apuestos galanes del Barrio de Juanacate, por las últimas calles de Joaquín Baranda, donde viera la luz primera en esta ciudad de Iguala. Y por su destino , con el tiempo se uniera en matrimonio con un capitán de las fuerzas Revolucionarias que comandara el general Victorino Barcenas, llamado Sabino Vergara, oriundo de San Vicente Palapa, quien por su arrojo en algunas campañas, con dignidad ostentara ese grado. Se dice que a la toma de esta plaza por los Figueroa, Sabino fue hecho prisionero, siendo la causa, la desaparición de una Carabina de Don Ambrocio, que él no había tomado, sino uno de Cocula y al no ser creíble su declaración, fuera de inmediato encapillado.
Así que el capitán no pudiendo comprobar su inocencia ni tampoco la oportunidad de ir a Cocula, fuera sacado a fusilar al lado sur del panteón viejo; un cuadro triste para la autora de sus días y su esposa, porque quien comandara el cuadro tuvo que golpearlo con su sable, causándole los ruegos de su madre a quien le diera dos despiadados fajos "¡por metiche!" según él. Y en esa forma, Sabino, el capitán fue fusilado.
Pasa el tiempo y el General Ambrocio Figueroa pierde el apoyo del gobierno, a quien le servía parte de su gente, entre ellos, Platón Saldaña, quien golpeara antes de fusilar a Sabino Vergara. Este Platón, una vez borracho, diera muerte a un inocente ciudadano, yendo a parar con sus huesos a la cárcel, oportunidad que aprovechó la viuda "china Forina" para vengarse; un jueves a las tres de la tarde, donde permiten las autoridades carcelarias las visitas conyugales, se presentó ella y dijo: "Vengo a demostrarte mi gratitud por haberme quitado un peso de encima, ya que mi esposo me daba vida perra, ten este topo de aguardiente para que te entones y de esa manera puedas disfrutarme como quieras, puesto que estoy a tu disposición".
Y en esa confianza, Platón diera unos tragos más por estar emocionado y otros más mientras ella se arreglaba para ese acto, y al fin, ella disimuladamente tomara el "verduguillo" que traía hundiéndoselo en el corazón, sin ningún !ay! por ser una muerte violenta, y el carcelero al gritar: "¡se acabaron las visitas!" ella saliera como si nada, perdiéndose entre las calles para siempre, como la Carabina de Ambrocio...

No hay comentarios: