domingo, 7 de septiembre de 2008

DELITOS NO DENUNCIADOS

Son las 8 de la noche; sobre la calle Abasolo entre Salazar y Manuel Doblado, camina una joven señora embarazada. En el momento en que guarda su celular en el bolso, coincide casi de frente con dos jóvenes que viajan en una motoneta gris. Cuando los tipos han transitado casi media cuadra a distancia de la mujer, dan vuelta en "u" y a toda marcha pasan cerca de ella. El joven que viaja en la parte trasera de la unidad, jala con fuerza el bolso de la señora provocando que ésta caiga al pavimento, sufriendo leves lesiones en los brazos y llevando sus manos a su vientre, en tanto los delincuentes se alejan hacia el barrio de San Gerardo.
Un matrimonio que vive en Abasolo presta auxilio a la víctima y en cuestión de minutos llega un joven en un auto; es el esposo de la recién asaltada, a quien sube al vehículo para llevarla a valoración médica.
Una hora después, el joven regresa al lugar de los hechos acompañado de un amigo. Entre los testigos, logran conseguir información acerca de los motociclistas. A decir de algunos vecinos de Abasolo, la moto en la que viajaban los asaltantes, es propiedad de una mujer cuyo hermano a quien apodan el pichón es bien conocido en el barrio de Juanacate. Sin embargo sólo identifican a uno de los tripulantes, a quien señalan como vecino de la calle Álamo; se trata de un chico que frecuenta un billar de Manuel Doblado y que vive con su abuelita, pues sus padres trabajan en el vecino país del norte.
Los jóvenes del auto deciden retirarse sin denunciar el ilícito y sin tomar cartas en el asunto, al menos no por el momento.
Días después; cuando faltan escasos minutos para las 7 de la mañana, una señorita que estudia en el CBTis, camina por la calle Morelos para tomar una combi en la esquina de Melchor Ocampo. De pronto; un tipo la intercepta y con pistola en mano le exige que le entregue sus alhajas. Afortunadamente, en ese momento la chica distingue a una de sus profesoras que conduce su auto, de manera que instintivamente le grita avisándole que la quieren asaltar. Cuando la maestra detiene el auto, el frustrado asaltante se retira corriendo, para subir a un carro en donde lo espera un cómplice.
Llegado el fin de semana en el mercado municipal, una señora embarazada efectúa sus compras en compañía de sus dos hijos menores de edad. Mientras cuida de sus niños entre los pasillos de las carnicerías por donde transitan consumidores, diableros, perros callejeros y demás; un grupo de señoras se aproximan a la consumidora en mención, y empujan a uno de los pequeños. Cuando la madre del menor que fue empujado se entretiene reclamando la acción a la causante del atropello, las otras aprovechan la distracción para cortar con unas tijeras la bolsa del mandado de la señora y extraer su monedero. El ama de casa no se da cuenta del ilícito, hasta el momento en que se dispone a pagar sus alimentos.
En otra ocasión, un tipo llega a un establecimeinto de la calle Altamirano donde atiende un señor mayor de edad, a quien le pide 350 pesos a cambio de una televisión en buen estado, argumentando que tiene a su esposa enferma y le urge completar para medicamentos. Como buen ciudadano, el del negocio le entrega el dinero y se queda con la televisisón. En breve, se presenta otra persona para reclamar su aparato, que asegura le fue sustraído de su casa minutos antes. En caso de no recuperarlo, amenaza con llamar a la policía. El buen samaritano, no quiere problemas con la ley, y devuelve la televisión una vez que le muestran la factura.
En cierto negocio de Galeana, se presenta una señora a preguntar por unos artículos, escoge algunos y paga con un billete de $200.00 recibiendo de inmediato su cambio. Posteriormente checa otra mercancia y pregunta por el precio de la misma, mostrándose inetresada en llevársela. Una vez que le informan el costo de los productos, argumenta que no le alcanza y que regresa mejor más tarde para llevarse todos los artículos; así que solicita su billete de regreso y se marcha del negocio. Instantes después, la comerciante se da cuenta que ha sido robada, pues no le devolvieron el supuesto cambio que había dado cuando recibió el billete en mención.
Estos son algunos de los delitos que no se denuncian y que se suscitan diariamente en el México de hoy en el que pareciera no suceder nada. Los habitantes de Iguala no están exentos de ello; las historias son reales.

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