jueves, 25 de septiembre de 2008

LITERATURA PARA DISFRUTAR EL SÁBADO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2008






Libro recomendado

Rutka Laskier es como cualquier adolescente de catorce años. Tiene sus enamoramientos, juega, pasa de la alegría a la tristeza más profunda y sueña en el futuro. Claro, también escribe un diario en el que plasma todo esto... pero sobre todo espera salir con vida del horror que ha desatado Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El cuaderno de la protagonista es conservado gracias a su amiga que encontró en el campo de concentración de Auschwitz; el documento estremece, indigna, pero también, hace redoblar la fe en el ser humano, ya que uno se da cuenta que aun en ese infierno, los más sublimes sentimientos se pueden preservar. La misma existencia del diario es una prueba de que la maldad humana no puede borrar de un plumazo las esperanzas. Antes de ser deportada a otro gueto y después a Auschwits, Rutka decide que lo que ha vivido con su familia, vecinos y conocidos, no debe perderse y esconde su diario bajo las escaleras de una casa. Escondrijo que le había recomendado su amiga no judía Stanislawa Sapinska, quien después recogerá el cuadernillo.
Calificado como un documento histórico único, el diario de esta maravillosa niña polaca hará que el corazón del lector dé un vuelco.

Historias de la región

La cantante de la presa de Tepecoacuilco

Lidya Mazón Parra

Una mañana me dirigía sola a una reunión de promotoras de Educación inicial. Me sentía muy contenta porque manejaba a buena velocidad el carro automático de mi papá. Tenía que estar en Huitzuco a las 10 de la mañana y llevaba buen tiempo. Encendí el radio y me dije: "tengo que desarrollar mis competencias comunicativas, cantaré a la par con el radio y como vengo sola no molestaré a nadie". Con el radio a todo volumen seguí la melodía que de tanto escucharla en todos lados, ya casi me la sabía, era esa que dice: "de rodillas te pido, te ruego, te digo que regreses conmigo que no te he olvidado, que te extrañan mis manos..."
Al llegar a la presa de Tepecoa, de repente me sentí culpable y pensé: -no está bien que yo venga tan animada y con escándalo, pues en este lugar mucha gente se ha ahogado, además la recta de la presa requiere de precaución-, así que apagué el radio. De pronto empecé a escuchar la misma canción con una voz de mujer que provenía del asiento detrás de mí y casi en mi oído. ¡Que voz tan fea! -me dije-. Me sorprendí porque el radio estaba apagado y buscando una explicación lógica pensé: tal vez no lo apagué bien, así que lo encendí otra vez pensando que seguramente era una locutora que cantó al terminar la música de banda, pero resulta que el locutor era un hombre, de todos modos no le dí mucha importancia a este hecho.
Cuando llegué a la reunión todo se desarrolló de manera normal, aunque no podía olvidar lo sucedido, de lo que más me acordaba era de la fea voz, pero me esforzaba por quitarla de mi pensamiento.
De regreso a Iguala, nuevamente venía sola, esta vez con algo de prisa porque tenía que llegar a recoger a mi hija que sale de la escuela a las dos de la tarde. Como sentí que no llegaría a tiempo, pedí el apoyo de mi mamá y le llamé´para que fuera por ella, con esa llamada se terminó el saldo de mi teléfono. Al llegar al mismo lugar donde escuché a "la cantante" me pregunté: ¿Quién sería la mujer de la voz tan fea? sino sabe cantar para que lo ... -iba a decir para que lo hace, pero no terminé la frase porque el carro, al bajar la curva de la presa, se me apagó y por más intentos que hice para encenderlo, ya no arrancó.
Me bajé para dirigirme hacia atrás donde, al pasar con el carro, vi a unas mujeres bajo una sombrilla que supuse venderían terrenos, vi como el viento les ondeaba las faldas y el pelo, y pensé: -ellas me pueden prestar su celular- pero llegué al lugar y ya no había nadie. Me regresé para ir al módulo de atención que está en la desviación de Tierra Colorada, pasé junto al carro pero iba tan preocupada que no cerré los vidrios ni tomé mi bolsa. Llegué al módulo y no había ningún guardia; entonces pasó un taxi de Iguala que se detuvo y el chofer me preguntó: ¿es de usted el carro verde que está estorbando al bajar la curva? y yo le dije que si, que me llevara al teléfono más cercano porque el coche no arrancaba.
En un restaurante próximo le llamé a mi esposo, regresándome en el mismo taxi, le comenté al taxista que de la preocupación no me di cuenta que el carro había quedado muy lejos, tanto que ya ni se veía y que había dejado los vidrios abajo; mi bolsa con el dinero de los viáticos y una lap top, entre otras cosas de valor, en el asiento delantero; él chofer me preguntó: ¿pero porqué se preocupa? si adentro del carro vi a una persona, la vi cuando lo rebasaba y cuando la traje a hacer la llamada, le quería decir que porque esa persona no se bajaba a hacer señales, pues aunque es de día, el carro está en un carro muy peligroso y de verdad estorba.
Por mi silencio, creo que el taxista comprendió que no había dejado a nadie; al llegar al carro, se bajó rápidamente y metió su cabeza por la ventanilla abierta, buscando a la persona que había visto. Yo tomé mi bolsa por el lado del volante, le pagué y el hombre no se iba, seguía revisando con la mirada adentro del carro; entonces le dije: ¡ya váyase! ¡ya le pagué! El taxista subió a su coche y me dijo asustado: ¡Aquí había alguien! ¡le aseguro que había alguien! Entonces mi esposo llegó, dio la vuelta a la llave y el carro encendió como en sus mejores tiempos.
Al llegar a casa de mi mamá, les conté muy entusiasmada que una voz fea de mujer me había cantado la canción en mención. Mi hermana Martha me dijo que en ese preciso lugar, en el años de 1972, ocurrió un accidente; un autobús que transportaba estudiantes, chocó contra un trailer y la mayoría de los jóvenes murieron. ¿No viste las cruces? están en una laderita fuera de la carretera; son bastantes y cada una corresponde a un joven de los que murieron ese día.
Después de aquello me he preguntado: ¿Cuáles serían sus últimos momentos? ¿vendrían cantando? ¿quién me cantó ese día con voz de ultratumba? ¿quién cuidó mis cosas?

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